|
|
Rebeca Sánchez, concejala de Igualdad y Bienestar Social
|
La Zubia, referente de igualdad en tiempos de incertidumbre |
|
|
|
 |
|
El pasado mes de marzo de 2025, La Zubia volvió a teñirse de violeta. Voces y miradas reivindicando, un año más, la igualdad, la sororidad y el reconocimiento a quienes han dedicado su vida a la construcción de un mundo más justo e igualitario. Bajo el lema "Para TODAS las mujeres y niñas: Derechos. Igualdad. Empoderamiento", la ONU este año nos recordaba que la lucha feminista sigue siendo urgente y necesaria, y que cada paso adelante debe ser protegido frente a los descarados intentos de retroceso.
En este marco de reivindicación (y de celebración), La Zubia celebró la IV edición de los Premios por la Igualdad en una magnífica ceremonia que puso en valor el esfuerzo y la dedicación de las mujeres y los colectivos comprometidos con la igualdad. Una velada de cine, en homenaje a mujeres y colectivos cuya labor ha dejado huella en nuestra sociedad. Entre ellas, la actriz María Galiana, que, con sus entrañables personajes, ha acompañado a varias generaciones desde la gran pantalla. Y que, en esta edición, ha recibido un reconocimiento especial por su valentía, por su atrevimiento para emprender el sueño de la interpretación a los más de cincuenta años; por trayectoria y por haberse convertido en un claro ejemplo de resiliencia frente al edadismo.
Aún suenan en mi memoria y en la del público, la recitación del poema "No te rindas". Que la vida es eso: perseguir tus sueños.
Y es que, si algo resume la emotiva cuarta entrega de los premios de igualdad 8 de marzo de La Zubia es precisamente el grito de María Galiana, la actriz que no solo no renunció a sus sueños, sino que, hoy, a sus casi 90 años, con una lucidez abrumadora, se encarga instante a instante, de escribir el guion de sus días.
Mi sincero reconocimiento y admiración a las mujeres y colectivos que, como Comunicadoras Granada o Bárbara Boloix, por citar solo algunas, resultaron galardonadas junto a la entrañable María Galiana.
Permítanme ahora una reflexión. O más bien, una (pre)ocupación por el desafiante contexto para la igualdad que vivimos. Y es que, de alguna forma, estos premios de igualdad se han convertido en un símbolo de la resistencia ante un contexto político y social que amenaza con imponer un retroceso en las políticas de igualdad y diversidad. La creciente ola de populismos y extremismos intenta desdibujar décadas de avances, relegando nuevamente a las mujeres a una posición secundaria en el espacio público y privado.
La ONU ha alertado hace solo unos días sobre la preocupante disminución de mujeres al frente de gobiernos y ministerios. En 2024, solo 25 países contaban con una mujer en la presidencia y apenas un 22,9% de los ministerios estaban liderados por mujeres. En más de 100 países, nunca ha habido una mujer presidenta. Estos datos no son solo números: son vidas, oportunidades y derechos en juego.
Por eso, hoy más que nunca, debemos reafirmar nuestro compromiso con la igualdad. No es una cuestión de ideología, sino de humanidad. La Zubia es un ejemplo claro de lo que significa no solo reconocer la lucha feminista, sino impulsarla con hechos. María Galiana y las demás premiadas representan la diversidad de voces que nos recuerdan, como ya me han leído en más ocasiones, que la igualdad no es un destino, sino un camino que seguimos construyendo cada día.
El 8M no es una celebración vacía ni ningún capricho de las mujeres. Es una opción de desarrollo y una evidencia de madurez y salud democrática. Hoy, más que nunca, nuestra reivindicación es, si acaso, un eco de resistencia y esperanza, para que todas, sin excepción, podamos caminar en un mundo donde la igualdad deje de ser solo una utopía o una aspiración política.
|
|
|
|
|
|
|